Cuidados Intensivos Neurológicos

La creciente obtención de métodos de monitorización invasivas y no invasivas de las funciones vitales (entre las cuales se encuentran las del Sistema Nervioso Central) en pacientes críticamente enfermos ha motivado progresivamente su uso en pacientes neurológicos.
Los cuidados intensivos neurológicos persiguen la conservación del tejido nervioso y la prevención del daño cerebral consecutivo a isquemia, edema, hernia y presión intracraneal (ICP, intracranial pressure) elevada, disminuyendo de esta manera la mortalidad y procurando en gran medida la reducción de la aparición de diversos tipos de discapacidad funcional (motora, neurocognitiva, etc.) de este grupo de pacientes, al egresar de dichos centros de atención y cuidado.
Preguntas Frecuentes
Las emergencias neurológicas y neuroquirúrgicas son comunes en centros de salud que cuentan con áreas de emergencia. La habilidad para abordar rápidamente al paciente neurológico con graves problemas de salud, establecer un diagnóstico preciso y manejar efectivamente las condiciones subyacentes, requiere la presencia de un equipo médico experimentado y bien entrenado.
Las Unidades de Terapia Intensiva están dotadas no solo del personal humano capacitado (Intensivistas especialistas en el cuidado del paciente neurológico, Enfermeras, Fisiatras, Neurocirujano cuando la situación así lo amerita, personal de Nutrición en capacidad de manejar los diferentes esquemas de nutrición parenteral para los pacientes con estancias alargadas en dichas Unidades, etc.), sino también de un conjunto técnico de instrumentos de gran complejidad que permiten mantener al paciente bajo respiración endotraqueal/sedado, con medición continua de la presión intracraneal (cuando la situación así lo amerite), sistemas de drenaje ventricular externo entre otros, todos ellos destinados a mantener la continua vigilancia de las variantes vitales y de funcionamiento cerebral, lo cual permite tomar decisiones y actuaciones terapéuticas de manera oportuna, las cuales en ocasiones son decisivas para la vida del paciente.-
El tratamiento del enfermo neurocrítico se ha modificado sustancialmente en la última década. Han surgido nuevas técnicas de neuromonitorización como la presión tisular de oxígeno, el índice biespectral, la microdiálisis cerebral… que se han asociado a las técnicas tradicionales (presión intracraneal, saturación yugular de oxígeno, ecografía doppler transcraneal, etc.) con el objeto de detectar lo antes posible la isquemia que se produce en el daño cerebral secundario. La incorporación de estas tecnologías presenta como contrapartida el haber aumentado enormemente la complejidad para integrar la información disponible en estos pacientes. Aunque no se ha demostrado inequívocamente que el tratamiento guiado por estas técnicas mejore el pronóstico de estos enfermos, su uso se ha extendido rápidamente en la mayoría de las UCI.
Igualmente han surgido nuevos tratamientos, algunos discutidos y otros con unas indicaciones cada vez más consolidadas, como los fibrinolíticos en el ictus isquémico, el uso del factor VII activado recombinante para limitar el crecimiento del hematoma en las hemorragias cerebrales intraparenquimatosas, el uso de la hipotermia moderada, extremadamente controvertida en el traumatismo craneoencefálico (TCE), pero el único tratamiento efectivo para la mejora del daño cerebral tras una parada cardiaca por fibrilación ventricular.
De igual forma, los avances en otras especialidades han permitido mejorar el tratamiento del paciente neurocrítico. Así, el tratamiento endovascular en la hemorragia subaracnoidea por rotura de un aneurisma está plenamente consolidado, ofreciendo resultados superiores a la cirugía tradicional cuando ambos tratamientos son posibles5. Se vuelve a debatir el estudio de la craniectomía descompresiva para el tratamiento de la hipertensión endocraneal refractaria en el TCE6, a la espera de que los dos ensayos aleatorizados que actualmente están desarrollándose aporten más información (el estudio RESCUE en Europa y el estudio DECRA en Australia).
Todas estas novedades en el tratamiento del enfermo neurocrítico han obligado a los intensivistas a adaptarse a la nueva realidad de este tipo de enfermos, que presentan una mayor complejidad y que obligan a una mayor especialización y capacitación, y donde el abordaje multidisciplinar es indispensable para la mejora de la morbimortalidad de los pacientes.
Todo paciente con patología de naturaleza neurológica que pudiera poner en peligro la vida siendo necesaria la continua monitorización de sus constantes vitales a fin de evitar potenciales complicaciones asegurando una oportuna actuación clínica.
Pacientes con patologías como el estatus epiléptico, el síndrome de Guillain-Barré, Hemorragias subaracnoidea, Ictus isquémicos masivos, de localización en fosa posterior, hemorragias intraparenquimatosas masivas, intoxicación por diversas sustancias, estados de hipoxia prolongados, entre muchos otros.
Es evidente que dada la heterogeneidad de la patología neurocrítica no se podrán abarcar todos los aspectos relacionados con este campo de la Medicina. Por el carácter multidisciplinar que presenta el manejo de estos pacientes el neurointensivista debe estar en continua comunicación con otros especialistas, como lo son; Neurocirujanos, Neurólogos, Neurorradiologos, etc., A fin de complementar los diferentes aspectos de la atención a estos pacientes.
Se refiere a la vigilancia de la función neurológica cuidadosa y continua, la misma puede ser clínica y asociada a diferentes modalidades en las que se incorporan métodos de vigilancia electrónicos. Existen equipos de monitorización especial de pacientes que incorporan la vigilancia neurofisiológica (electroencefalografía), concentraciones de gases anestésicos, índice biespectral (BIS), etc. Suelen incorporarse a las máquinas de anestesia. En las unidades de cuidados intensivos de neurocirugía, los monitores de EEG cerebrales tienen una mayor capacidad multicanal y también pueden monitorear otros eventos fisiológicos